Para Claudia
que me tatuó a fuego
la palabra procrastinación
con la lengua...
En esas horas tibias
-humedecidas de dolor-
que tanto me recuerdan a tus muslos o a tu espalda,
alguna amante esquilmada
serigrafía con restos de carmín
aquel epigrama de Javier Egea
como una venganza:
“los rojos, Claudia,
en estas noches bárbaras,
sólo somos tú y yo.”
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