viernes, 31 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, rima LXXVII

Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes tus latidos;
eso no es corazón... es una máquina
que al compás que se mueve hace rüido.

jueves, 30 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXVI

En la imponente nave
del templo bizantino,
vi la gótica tumba a la indecisa
luz que temblaba en los pintados vidrios.

Las manos sobre el pecho,
y en las manos un libro,
una mujer hermosa reposaba
sobre la urna del cincel prodigio.

Del cuerpo abandonado
al dulce peso hundido,
cual si de blanda pluma y raso fuera
se plegaba su lecho de granito.

De la sonrisa última
el resplandor divino
guardaba el rostro, como el cielo guarda
del sol que muere el rayo fugitivo.

Del cabezal de piedra
sentados en el filo,
dos ángeles, el dedo sobre el labio,
imponían silencio en el recinto.

No parecía muerta;
de los arcos macizos
parecía dormir en la penumbra
y que en sueños veía el paraíso.

Me acerqué de la nave
al ángulo sombrío,
con el callado paso que se llega
junto a la cuna donde duerme un niño.

La contemplé un momento
y aquel resplandor tibio,
aquel lecho de piedra que ofrecía
próximo al muro otro lugar vacío.

En el alma avivaron
la sed de lo infinito,
el ansia de esa vida de la muerte,
para la que un instante son los siglos...

...............................................
...............................................

Cansado del combate
en que luchando vivo,
alguna vez me acuerdo con envidia
de aquel rincón oscuro y escondido.

De aquella muda y pálida
mujer me acuerdo y digo:
"¡Oh, qué amor tan callado el de la muerte!
¡Qué sueño el del sepulcro tan tranquilo!"

miércoles, 29 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXV

¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los brazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.

martes, 28 de mayo de 2013

Charles Bukowski, “Abraza la oscuridad”

La confusión es el dios,
la locura es el dios,

la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.

La agonía puede matar
o puede sustentar la vida,
pero la paz es siempre horrible.
La paz es la peor cosa
caminando,
hablando,
sonriendo,
pareciendo ser.

No olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles,
los suicidios de los amantes.

Aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.

La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas.

No hay dios,
no hay política,
no hay paz,
no hay amor,
no hay control,
no hay planes.

Mantente alejado de dios,
permanece angustiado,

deslízate.
Dibujo de Bukowski

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXIV

Las ropas desceñidas, 
desnudas las espaldas, 
en el dintel de oro de la puerta 
dos ángeles velaban.

Me aproximé a los hierros 
que defienden la entrada, 
y de las dobles rejas en el fondo 
la vi confusa y blanca.

La vi como la imagen 
que en leve ensueño pasa, 
como rayo de luz tenue y difuso 
que entre tinieblas nada.

Me sentí de un ardiente 
deseo llena el alma; 
como atrae un abismo, aquel misterio 
hacia sí me arrastraba.

Mas ¡ay! que, de los ángeles, 
parecían decirme las miradas: 
—El umbral de esta puerta 
sólo Dios lo traspasa.

lunes, 27 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXIII

Cerraron sus ojos 
que aún tenía abiertos, 
taparon su cara 
con un blanco lienzo, 
y unos sollozando, 
otros en silencio, 
de la triste alcoba 
todos se salieron.

La luz que en un vaso 
ardía en el suelo, 
al muro arrojaba 
la sombra del lecho; 
y entre aquella sombra 
veíase a intérvalos 
dibujarse rígida 
la forma del cuerpo.

Despertaba el día, 
y, a su albor primero, 
con sus mil rüidos 
despertaba el pueblo. 
Ante aquel contraste 
de vida y misterio, 
de luz y tinieblas, 
yo pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos 
se quedan los muertos!

*   *   *

De la casa, en hombros, 
lleváronla al templo 
y en una capilla 
dejaron el féretro. 
Allí rodearon 
sus pálidos restos 
de amarillas velas 
y de paños negros.

Al dar de las Ánimas 
el toque postrero, 
acabó una vieja 
sus últimos rezos, 
cruzó la ancha nave, 
las puertas gimieron, 
y el santo recinto 
quedóse desierto.

De un reloj se oía 
compasado el péndulo, 
y de algunos cirios 
el chisporroteo. 
Tan medroso y triste, 
tan oscuro y yerto 
todo se encontraba 
que pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos 
se quedan los muertos!

*   *   *

De la alta campana 
la lengua de hierro 
le dio volteando 
su adiós lastimero. 
El luto en las ropas, 
amigos y deudos 
cruzaron en fila 
formando el cortejo.

Del último asilo, 
oscuro y estrecho, 
abrió la piqueta 
el nicho a un extremo. 
Allí la acostaron,


tapiáronle luego, 
y con un saludo 
despidióse el duelo.

La piqueta al hombro 
el sepulturero, 
cantando entre dientes, 
se perdió a lo lejos. 
La noche se entraba, 
el sol se había puesto: 
perdido en las sombras 
yo pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos 
se quedan los muertos!

*   *   *

En las largas noches 
del helado invierno, 
cuando las maderas 
crujir hace el viento 
y azota los vidrios 
el fuerte aguacero, 
de la pobre niña 
a veces me acuerdo.

Allí cae la lluvia 
con un son eterno; 
allí la combate 
el soplo del cierzo. 
Del húmedo muro 
tendida en el hueco, 
¡acaso de frío 
se hielan sus huesos...!

.......................................

¿Vuelve el polvo al polvo? 
¿Vuela el alma al cielo? 
¿Todo es sin espíritu, 
podredumbre y cieno? 
No sé; pero hay algo 
que explicar no puedo, 
algo que repugna 
aunque es fuerza hacerlo, 
el dejar tan tristes, 
tan solos los muertos.

domingo, 26 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXII

      PRIMERA VOZ

Las ondas tienen vaga armonía, 
las violetas suave olor, 
brumas de plata la noche fría, 
luz y oro el día; 
yo algo mejor; 
¡yo tengo Amor!


      SEGUNDA VOZ

Aura de aplausos, nube radiosa, 
ola de envidia que besa el pie, 
isla de sueños donde reposa 
el alma ansiosa, 
dulce embriaguez: 
¡la Gloria es!


      TERCERA VOZ

Ascua encendida es el tesoro, 
sombra que huye la vanidad. 
Todo es mentira: la gloria, el oro; 
lo que yo adoro 
sólo es verdad: 
¡la Libertad!

Así los barqueros pasaban cantando 
la eterna canción 
y, al golpe del remo, saltaba la espuma 
y heríala el sol.

—¿Te embarcas?, gritaban; y yo sonriendo 
les dije al pasar: 
—Yo ya me he embarcado; por señas que aún tengo 
la ropa en la playa tendida a secar.

sábado, 25 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXI

No dormía: vagaba en ese limbo 
en que cambian de forma los objetos, 
misteriosos espacios que separan 
la vigilia del sueño.

Las ideas que en ronda silenciosa 
daban vueltas en torno a mi cerebro, 
poco a poco en su danza se movían 
con un compás más lento.

De la luz que entra al alma por los ojos 
los párpados velaban el reflejo; 
mas otra luz el mundo de visiones 
alumbraba por dentro.

En este punto resonó en mi oído 
un rumor semejante al que en el templo 
vaga confuso al terminar los fieles 
con un Amén sus rezos.

Y oí como una voz delgada y triste 
que por mi nombre me llamó a lo lejos, 
¡y sentí olor de cirios apagados, 
de humedad y de incienso!

.........................................................
.........................................................

Entró la noche y del olvido en brazos 
caí cual piedra en su profundo seno. 
Dormí y al despertar exclamé: —¡Alguno 
que yo quería ha muerto!

viernes, 24 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXX

¡Cuántas veces, al pie de las musgosas 
paredes que la guardan, 
oí la esquila que al mediar la noche 
a los maitines llama!


¡Cuántas veces trazó mi silueta 

la luna plateada, 
junto a la del ciprés, que de su huerto 
se asoma por las tapias!


Cuando en sombras la iglesia se envolvía, 

de su ojiva calada, 
¡cuántas veces temblar sobre los vidrios 
vi el fulgor de la lámpara!


Aunque el viento en los ángulos oscuros 

de la torre silbara, 
del coro entre las voces percibía 
su voz vibrante y clara.


En las noches de invierno, si un medroso 

por la desierta plaza 
se atrevía a cruzar, al divisarme 
el paso aceleraba.


Y no faltó una vieja que en el torno 

dijese a la mañana, 
que de algún sacristán muerto en pecado 
acaso era yo el alma.


A oscuras conocía los rincones 

del atrio y la portada; 
de mis pies las ortigas que allí crecen 
las huellas tal vez guardan.


Los búhos, que espantados me seguían 

con sus ojos de llamas, 
llegaron a mirarme con el tiempo 
como a un buen camarada.


A mi lado sin miedo los reptiles 

se movían a rastras; 
hasta los mudos santos de granito 
creo que me saludaban.

jueves, 23 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXIX

Al brillar un relámpago nacemos
y aún dura su fulgor cuando morimos;
¡tan corto es el vivir!

La Gloria y el Amor tras que corremos
sombras de un sueño son que perseguimos;
¡despertar es morir!

miércoles, 22 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXVIII

No sé lo que he soñado
en la noche pasada.
Triste, muy triste debió ser el sueño
pues despierto la angustia me duraba.

Noté al incorporarme
húmeda la almohada
y por primera ve sentí, al notarlo,
de un amargo placer henchirse el alma.

Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
mas tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!

martes, 21 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXVII

¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!

¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste Otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume aspirar hasta saciarse!

¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!

¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien... y rincar como un sochantre...
y comer... y engordar... ¡y qué desgracia
que esto sólo no baste! 

lunes, 20 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXV

Llegó la noche y no encontré un asilo
¡y tuve sed!... mis lágrimas bebí;
¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
cerré para morir!

¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oído
de las turbas llegaba el ronco hervir,
yo era huérfano y pobre... ¡El mundo estaba
desierto... para mí!

domingo, 19 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLVI

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.

sábado, 18 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLIV

Como guarda el avaro su tesoro,
guardaba mi dolor;
le quería probar que hay algo eterno
a la que eterno me juró su amor.

Mas hoy le llamo en vano y oigo al tiempo
que le acabó, decir:
¡ah, barro miserable, eternamente
no podrás ni aun sufrir!

viernes, 17 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXIII

Como enjambre de abejas irritadas,
de un oscuro rincón de la memoria
salen a perseguirme los recuerdos
de las pasadas horas.

Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
Me rodean, me acosan,
y unos tras otros a clavarme vienen
el agudo aguijón que el alma encona.

jueves, 16 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXII

Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se difunde
en gigante explosión de claridad.

La brilladora lumbre es la alegría;
la temerosa sombra es el pesar:
¡Ay! En la oscura noche de mi alma,
¿cuándo amanecerá?

miércoles, 15 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXI

Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda próximo a expirar
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?

¿Quién en fin al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo
quién se acordará?

martes, 14 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LX

Mi vida es un erïal,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.

lunes, 13 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LIX

Yo sé cuál el objeto
de tus suspiros es.
Yo conozco la causa de tu dulce
secreta languidez.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué.
Tú acaso lo sospechas
y yo no lo sé.

*   *   *

Yo sé cuándo tú sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro puedo lo que callas
en tu frente leer.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué.
Tú acaso lo sospechas
y yo no lo sé.

*   *   *

Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez:
yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes...? Algún día
sabrás, niña, por qué;
mientras tú sientes mucho y nada sabes,
yo que no siendo yaa, todo lo sé.

domingo, 12 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LVIII

¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.

¿Quieres que conservemos esa dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho y mañana
digámonos, ¡adiós!

sábado, 11 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LVII

Este armazón de huesos y pellejo
de pasear una cabeza loca
se halla cansado al fin y no lo extraño
pues aunque es la verdad que no soy viejo,
de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.

Así, aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
conozco que por dentro ha envejecido.

Ha envejecido, sí: ¡pese a mi estrella!
harto lo dice ya mi afán doliente;
que hay dolor que al pasar su horrible huella
graba en el corazón, si no en la frente.

viernes, 10 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LVI

Hoy como ayer, mañana como hoy,
¡y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
y andar... andar.

Moviéndose a compás como una estúpida
máquina el corazón:
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón.

El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándole sin fe;
fatiga sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.

Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar,
gota de agua monótona que cae
y cae sin cesar.

Así van deslizándose los días
unos de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer... y todos ellos
sin gozo ni dolor.

¡Ay! ¡a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir!
¡Amargo es el dolor, pero siquiera
padecer es vivir!

jueves, 9 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LV

Entre el discorde estruendo de la orgía
acarició mi oído
como nota de música lejana,
el eco de un suspiro.

El eco de un suspiro que conozco, 
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor que oculta crece
en un claustro sombrío.

Mi adorada de un día, cariñosa,
—¿En qué piensas? me dijo:
—En nada... —En nada, ¿y lloras?— Es que tengo
alegre la tristeza y triste el vino.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LIV

Cuando volvemos las fugaces horas
del pasado a evocar,
temblando brilla en sus pestañas negras
una lágrima pronta a resbalar.

Y al fin resbala y cae como gota
de rocío al pensar
que cual hoy por ayer, por hoy mañana
volveremos los dos a suspirar.

martes, 7 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín sus tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
así... ¡no te querrán!

lunes, 6 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LII

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

domingo, 5 de mayo de 2013

Verso: eneasílabo anfibráquico

Métrica

  De sus nueve sílabas, se acentúan segunda, quinta y octava. Entre todos los eneasílabos, el anfibráquico es el más abundante, debido a que es el que más puramente construye un poeta.
  Su nombre proviene del pie métrico que usa, el pie anfíbraco, consistente en tres sílabas de pronunciación suave-fuerte-suave. Ello genera en el eneasílabo tres grupos similares que generan unos valores en forma de “oleaje”.

   Ejemplos de eneasílabo anfibráquico:
Aquella lozana muchacha
con lazos de niña luciendo,
que sale temprano de casa
y baja la calle corriendo.
Jalberto Mesas.
RGV.

Las perlas que llevó son crisantemos

Autoría

Las perlas que llevó son crisantemos
que azorados refugia hoy mi mente:
la parca quiere llevarlos,
mas ella sigue presente.

Que tiene mil odios, que tiene.
Que llega la noche, y sueño
que en sueños la llamo y no viene,
que el suelo es ahora su dueño.
Despierto, y el suelo la tiene.

RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LI

De lo poco de vida que me resta
diera con gusto los mejores años,
por saber lo que a otros
de mí has hablado.

Y esta vida mortal y de la eterna
lo que me toque, si me toca algo,
por saber lo que a solas
de mí has pensado.

sábado, 4 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima L

Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tú y yo.

Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.

viernes, 3 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLIX

Alguna vez la encuentro por el mundo,
y pasa junto a mí;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
"¿Cómo puede reír?"

Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: "¡Acaso ella se ríe,
como me río yo!"

jueves, 2 de mayo de 2013

Anuncio: periodo de baja actividad

Periodo de baja actividad durante los meses de mayo y junio, que probablemente verá fin a partir del día 3 de julio.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLVIII

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.

Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

Aún turbando en la noche el firme empeño
viene en la idea su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!

miércoles, 1 de mayo de 2013

«Boyante»

Términos

  De boyar.


  Boyante fue participio de presente del verbo boyar (y recalco el fue) y, por tanto, ha quedado como adjetivo cual fósil. Son tres sus acepciones en el DRAE: una común, otra restringida a lo marítimo, y otra en desuso. Por ese orden:
Que tiene fortuna o felicidad creciente.
(Marítima) Dicho de un buque: Que por llevar poca carga no cala todo lo que debe calar.
(En desuso) Que boya.
  Mi interés me remitió  a la palabra principalmente por la primera entrada. Segunda y tercera, ambas, vienen directamente derivadas del concepto hodierno de boya, y del menos conocido verbo ya mencionado: boyar.  El mismo contiene su propia entrada en el DRAE:
(Marítima) Dicho de una embarcación: Volver a flotar después de haber estado en seco.

RGV.


  De buey.

  “No se vayan todavía”, como se vocifera en los mejores espectáculos. No sólo de boyar se deriva boyante; dos distintos cauces han muerto en una misma voz. Define el DRAE, en su segundo apartado:
Dicho de un toro: Que acomete de modo franco.

RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLVII

Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo
y les he visto el fin con los ojos
o con el pensamiento.

Mas, ¡ay! de un corazón llegué al abismo,
y me incliné por verlo,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡tan hondo era y tan negro!