domingo, 12 de mayo de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LVIII

¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.

¿Quieres que conservemos esa dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho y mañana
digámonos, ¡adiós!

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