miércoles, 5 de junio de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXXII

Errante por el mundo fui gritando:
"La gloria, ¿dónde está?"
Y una voz misteriosa contestóme:
"Más allá..., más allá..."

En pos de ella seguí por el camino
que la voz me marcó.
Hállela al fin, pero en aquel instante
el humo se trocó.

Mas el humo, formando denso velo,
se empezó a remontar
y, penetrando en la azulada esfera,
al cielo fue a parar.

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