Cuando la lluvia extienda la sangre
como regueros de últimos suspiros
y el flujo de tu órgano germinal
soliviante los placeres de la muerte.
O aquel terror que culmina
en la escalera del vertigo
como un tallo vibrante.
Inestable,
libertina de auroras rojas
y barrios con clase.
Tú, desaliñada, enferma
te preguntarás por las balas
de la recamara del óbito.
Recurriendo entre el pánico
del miedo escénico,
a un puñado de “tranquis”
que te lleve bien lejos.
como regueros de últimos suspiros
y el flujo de tu órgano germinal
soliviante los placeres de la muerte.
O aquel terror que culmina
en la escalera del vertigo
como un tallo vibrante.
Inestable,
libertina de auroras rojas
y barrios con clase.
Tú, desaliñada, enferma
te preguntarás por las balas
de la recamara del óbito.
Recurriendo entre el pánico
del miedo escénico,
a un puñado de “tranquis”
que te lleve bien lejos.
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