jueves, 8 de agosto de 2013

“En el batir de los mares”, por Manolo García

Carátula del álbum
Álbum: Saldremos a la lluvia

De mis dedos dormidos
a tu olvido plateado de hojas,
con manos de tacto griego,
en murmullo de besos ciegos.

Y quiere un dios —¡qué invento!—
que pretenda que vuelves
en cada nuevo encuentro
con la vida que avanza.

Y así es que tú existes
en la parafernalia de los días.
Y así es que tú existes:

En el batir de los mares,
sobre espumadas rocas.
En el chasquear de lenguas
que paladean vinos y tientan bocas.
En el bramido de mares,
sobre espumadas rocas.
En el deslenguar de lenguas
que paladean versos y encajan bocas.

De mis manos heridas
a ti, chiquilla, pan de acero espolvoreado,
chispa de vida rara,
que prendes mi antiguo anhelo.

Me muestro mi dios más nuevo,
perseverante y ajeno
en cada nuevo encuentro,
con la vida que no espera.

Y así es que tú existes
en la incertidumbre de algunos días.
Y así es que tú existes, y así:

En el bramido de mares
sobre espumadas rocas.
En el chasquear de lenguas
que paladean vinos y tientan bocas.
En el batir de los mares,
sobre espumadas rocas
que de ti me cuentan:
“déjala así, feliz viajera liberada”.

Reflejo en su espejo de océanos,
sin puerto al que adeudar y sin enseña,
sobre soleadas rocas.

Y así te dejo:
tierna de amores,
rientes ojos.
A un horizonte en llamas
de fuegos fatuos
en mundos rotos,
que ni tú sabes 
por qué en ti prenden.

Así te sueño:
de aguamarina envuelta
de entrechocar de piedras.
Así te sueño:
de aquel chasquido eléctrico
de tus maneras.

Así me dejas.
Así te sueño.
Así me sientes.
Así te encuentro.

  Ante la pregunta de una admiradora sobre el origen de esta canción en un coloquio sobre poesía en la Universidad de Valencia, Manolo respondió que para escribir la pieza, principalmente el estribillo, necesitó sólo dos o tres cervezas de más. La imagen sugerente que une en un solo escenario mares, rocas, lenguas y bocas es genuina, y más aún acompañada con el ritmo de su música.

RGV. 

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