miércoles, 21 de agosto de 2013

Meléndez Valdés, “Renunciando a la poesía”

Quédate, adiós, pendiente de este pino   
 sin defensa del tiempo a los rigores,   
 cítara en que canté de mis amores   
 las gracias y el ingenio peregrino.   

 Guárdala, oh tronco, que honras el camino  
 por muestra de la fe de dos pastores,   
 do puedan cortesanos amadores   
 tomar lecciones de un amor divino.   

 Mientras la oyó viviendo mi señora,   
 con cuerdas de oro resonar solía, 
 y fieras crudas amansó su canto;   

 ya que el alma feliz los cielos mora,   
 y en esta tumba su ceniza fría,   
 cesen los versos, y principie el llanto. 
Bosquejo de Meléndez Valdés

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