domingo, 1 de septiembre de 2013

Juan Ramón Jiménez, “Titánica”

Formado por sus lágrimas,
con márgenes de espinas,
un lago guarda el hombre,
el largo turbulento del Dolor...;
si angustias y recuerdos conmueven sus entrañas,
si el negro sufrimiento,
cual nube tormentosa de un cielo obscuro y frío,
con gotas ardorosas sus olas agiganta,
se sale de sus márgenes en honda convulsión...

El llanto hirviente, entonces, derrámase a raudales,
con lúgubres canciones
de trenos y sollozos,
mezclado con la sangre,
mezclado con la sangre que arrojó,
en luchas espantosas,
en luchas desiguales el noble Corazón...

... Y el cuerpo ya no puede
guardar entre sus bordes
el llanto venenoso,
el llanto que el Martirio acumuló...
¡Ah! y si los tristes ojos
se niegan a verterlo,
rugiendo se derrama en el doliente Espíritu
cual lava calcinada,
cual chispas de un incendio,
como acerada punta de un arpón...

¡Qué llanto más horrible
el llanto convulsivo del lago del Dolor!
¡Qué llanto más amargo
el que se bebe el Alma,
el que aniquila el cuerpo y mata el Corazón!
¡El llanto que no espera
con suelo que lo enjugue...
que cae entre las sombras en el sangriento cáliz,
de una marchita Flor...!

¡Qué lágrimas, qué lágrimas,
aquellas que el Espíritu,
del fúnebre Martirio en los palacios,
sarcástico apuró,
como alacrán soberbio,
que al verse aprisionado,
se ríe de la Muerte, desprecia a sus verdugos
y en sus entrañas hunde su aguijón...!
Fotografía de Juan Ramón Jiménez

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